Los ecos de todo lo que está sucediendo, desde 2015, en términos de igualdad de género suenan sin parar. Estos ecos tienen una particularidad, funcionan directamente en forma inversa al eco auditivo, es decir, un eco tiene la posibilidad de ampliar su rango de alcance al mismo tiempo que la potencia se diluye, pero, las proclamas feministas han podido lograr que sus resonancias se fueran amplificando al mismo tiempo que sostienen su potencia.
En lo que a cine y series respecta, estos últimos años hemos asistido a innumerables estrenos que comenzaron por hacer un intento de replicar, en pantalla, la deconstrucción que se palpita en la calle.
Participamos del estreno de muchas producciones audiovisuales, entre ellas, la última versión de Terminator. La sexta entrega del exterminador gira sobre el tópico “deconstruyamos todo” a partir de tres puntos: 1-hacer de Sara Connor “la” protagonista, 2-convertir a otra mujer en la salvadora de la humanidad, y no en la madre del salvador del mundo (rol que le tocó ocupar a Sara en las versiones anteriores de la saga). Grace no necesita parir, criarlo, bancarse al patriarcado diciéndole cómo tiene que hacerlo y tener la enorme generosidad de entregárselo a la humanidad, lo hará ella misma, 3- Terminator es vendedor de cortinas, este último punto les hará entender el modo en que se pierde el enorme esfuerzo por construir un nuevo relato.
Algo parecido sucede en el sistema discursivo que sostiene a Enola Holmes. En esta película, la linterna que ilumina el discurso de la deconstrucción llega a puntos tan concretos como obvios: la protagonista es mujer, de clase alta, educada, y cuestiona el funcionamiento familiar porque tiene una inteligencia superior.
Ahora bien, la linterna se queda sin pilas ahí nomás, el resto está a oscuras y el discurso aprovecha para acomodarse en los mismos lugares de siempre: Enola logra su cometido gracias a su hermano Sherlock, que tiene la capacidad de ser empático con ella porque es “más inteligente” que su otro hermano “Mycroft”, es decir que la empatía sería aquí, un rasgo de la inteligencia, y el machismo, producto de la falta de ella, desconociendo el sistema político que lo sostiene. Sin embargo, es Sherlock el que legitima el lugar de Enola. Whats? sí, otra vez un hombre legitimando a una mujer, parece que nada nuevo asoma bajo el sol.
Por otra parte, la madre de Enola la preparó para ser una mujer independiente y fuerte, dejando por fuera de su educación lo que tradicionalmente se hubiera esperado que supiera hacer, como bordar, por ejemplo. Con Enola pudo hacer este trabajo que habla de sus convicciones y de su ideología, pero que parece haber adquirido luego de la maternidad de los dos hermanos de la protagonista, ya que, de ningún modo, fueron educados desde esta perspectiva. Es decir, la madre de Enola es una madre tradicional para Sherlock y Mycroft, pero se convierte en una mujer lúcida y feminista en el ejercicio de la maternidad con Enola.
El policial (porque no debemos olvidarnos de que es una especie de reescritura de los cuentos de Conan Doyle) se sostiene por dos enigmas: la desaparición de la madre (que nunca se resuelve) y la razón por la que quieren asesinar al Lord Tewksbury, un joven a quien conoce la heroína en el comienzo de su recorrido. El vínculo con este joven la lleva a Enola a desviar su propósito para poder ayudarlo y de ese modo se invierten los roles: es ella la que debe ayudarlo a él, que parece torpe e ingenuo, y, de este modo, dan por renovado el tópico del “camino del héroe” para transformarlo en el “camino de la heroína”.
Enola ocupa el lugar de un detective que detenta inteligencia, sagacidad y capacidad de observación, es decir que podríamos tomar todos los cuentos de Doyle que lo tienen a Sherlock por protagonista, borrarlo con corrector y escribirle encima Enola y listo, esa es la operación de deconstrucción discursiva a la que apela el guión de la película.
El film hace hincapié en el significado de Enola que, si se lee al revés en inglés, significa sola; sin embargo, ella puede aventurarse gracias a las herramientas que su madre le dio durante la crianza, logra zafar de las imposiciones machistas de Mycroft por la ayuda de Sherlock, y son las amigas de su madre las que la contienen durante su huida. En fin, Enola no está sola nunca, hay una red de contención de mujeres o “amigues” que le ayudan a esta heroína a lograr su objetivo: construir un relato seudofeminista que sea empático con todes les sectores. Pero el propósito de construir un film que refunde el género policial a partir de una perspectiva feminista queda a medio camino.
Muchaches, no me queda claro por dónde es, pero por ahí, no!
María José Di Pascuale