«Rock nacional», de Mora Almada

Rock Nacional

Mora Almada*


Un día vas a ir a un cumpleaños y te vas a encontrar con el compañero que te gustaba en la primaria. Vas a estar sentada con un grupo charlando. En un momento, un chico de otra mesa va a sacar una guitarra y empezar a tocar. Como todos, vos también te lo vas a quedar mirando. Por alguna razón, va a sonreír, y vas a reconocer su sonrisa, la misma que cuando eran chiquitos. Te va a llamar la atención que tiene un collarcito con una púa. Te va a copar cómo toca Paloma de Calamaro. Grabalo.


Mirá ese video la siguiente mañana. Y la siguiente noche. Te va a volver a gustar algo, no sabes qué. Quizás es solo que toca la guitarra.


Vas a enterarte que cursa ingeniería con una de tus amigas del secundario. Te vas a cuestionar si creés en las coincidencias.


Vas a encontrarlo en Instagram. Lo vas a seguir y te va a devolver el follow.


Un día vas a decidir aprender a tocar la guitarra. Buscá un profesor. Conseguí uno que dé clases a la vuelta de tu casa, o que tenga una banda de covers de rock nacional, o que termine siendo el primo de tu excompañero. Repetí: las casualidades no existen.


Buscá hablar con él. Subí una historia a Instagram y creétela: una foto con el pantalón blanco ese que te hace culo o con una pollera con brillos, con un top strapless y mucho labial. Posá haciendo como que sabés qué hacer para que un chico te hable, así medio de costado, con boquita de sobrada. Va a funcionar, va a votar que quiere estar en tus mejores amigos. Vas a flashear conexión.


Te vas a dar cuenta que te gusta tocar la guitarra pero que más te gusta tu compañero. Te van a dar ganas de tocar la guitarra con él.


Seguí subiendo fotos tuyas o con tus amigas del secundario a mejores amigos para que te hable. Cuando te des cuenta que no te va a hablar, usá la ley de atracción: anotá su nombre en una hoja de laurel, después repetilo veinticinco veces en voz alta. Visualizá lo que querés con él durante dieciocho segundos y quemá la hoja de laurel. Prendé un sahumerio.


Cuestionate si ver todas las mañanas y todas las noches el video de él tocando la guitarra no es obsesionarse.


Lo vas a buscar en Spotify para seguirlo. No lo vas a encontrar.


Imaginate mil y un situaciones: salen a tomar una cerveza y se terminan besando en el bar. Te pasa a buscar con el auto y terminás también en el asiento del conductor. Miran un documental sobre Spinetta en el sillón de tu casa hasta que se quedan dormidos. Te invita a cenar y toman un Fernet mirando las estrellas. Toman mate en el bosque, o en el parque San Martín, o en la plaza Malvinas. Cocinan brownies juntos. Están en sintonía y te dice “disfrutemos de la coincidencia”.


Vas a stalkearlo seguido. Un día se te va a escapar un like en una de sus primeras publicaciones, la foto que subió cuando falleció su perro en 2016.


Tené miedo de obsesionarte como el chico de You. Repetite que no va a ser así, que solo querés conocerlo más.


Después de hacer todo lo que dijo la ley de atracción vas a ver un video en tik tok de una chica colorada que habla sobre tarot y magia negra, ya viste algún video de ella, que dice que no se pueden manifestar personas, porque es un amarre y te atás a ellas y las atás a vos. Te va a seguir sin dar bola.


Usá el truco de tu tía: comprá una vela rosa, untala con miel y pasala por azúcar o canela, o las dos. Cuando todo ese menjunje quede armado, prendé la vela e imaginate su cara.


Prestale atención cuando lo veas de lejos en el cumpleaños de tu amiga que estudia ingeniería. Lo va a invitar porque le pediste. Va a estar parado charlando con un grupo. Intentá atraerlo con tus propios medios, con todo el rimmel que te pusiste, el pantalón blanco que te hace culo y un rodete casual que tu ex decía que le gustaba. Caminá con la espalda derecha, no hables ni mucho ni poco, cuando estés cerca tarareá alguna canción de Calamaro que te hayas aprendido en la guitarra “flaca no me claves tus puñales por la espalda tan profundo…”, y agarrate de la certeza de saber que al menos le estás llamando la atención. Le vas a pasar tu Instagram a un pibe de su grupo y te vas a ir del cumpleaños. Tus amigas van a prometer acordarse y joderte toda la vida por el fracaso.


Vas a dejar de intentar.


Salí y buscá músicos. Chapátelos y hacé que te inviten a sus recitales.


Un día vas a abrir la puerta de tu casa y vas a ver estacionado en la vereda de enfrente a un auto igual al del compañero que te gustaba en la primaria, un Up rojo.


Unas semanas después, el chico de su grupo que te pidió el Instagram en el cumpleaños, va a responderte una historia. Le vas a contestar de buena onda y te va a invitar a tomar algo. Aceptá. Van a terminar yendo un mes después, y te va a parecer medio aburrido, pero vos aceptá.


Te vas a pelear con tu amiga del secundario, te va a decir que necesitás ir a terapia.


Vas a volver a ver estacionado el Up rojo enfrente de tu casa. Un día lo vas a ver sacando el auto y yéndose.


Ocultale las historias de Instagram.


Empezá a rechazar citas y olvidate un poco de los hombres.


Vas a empezar clases de canto, para acompañar la guitarra. Intentá hacer versiones propias de “Cómo eran las cosas”, “Astros” y “Flaca”.


Vas a volver a encontrar a la chica colorada en el para ti de tik tok. Un video en el que recomienda repetir la afirmación “yo no persigo, yo atraigo, lo que me pertenece simplemente me encontrará” todos los días. En los comentarios dicen que trae buenos resultados, vas a probarla.


Tu amiga del secundario se va a recibir de ingeniera. Mandale un mensaje felicitándola. Se van a arreglar.


Ahorrá para comprarte una Fender electroacústica. Vas a llegar escaseando pero sentí la satisfacción cuando tengas lo que querés. Vas a ir a la casa de música de 50, 9 y 10; ya sabes por cuál guitarra vas. Vas a elegir también una funda, un capodastro y dos púas: una para tocar y otra para hacer un collarcito. Vas a salir del local y vas a ver un Up rojo estacionando. Va a bajar del auto y acercarse a donde estás. “¿Vos ibas a la primaria al normal 1?”.


Le vas a mostrar tu guitarra nueva, te va a contar que se va a comprar unas púas, vas a volver a entrar al local a acompañarlo. Va a terminar queriéndote llevar a tu casa. No importa que tengas el auto estacionado a una cuadra, vos aceptá. Charlale todo el camino. Van a ir escuchando Airbag y va a estacionar en tu puerta sin que le hayas tenido que dar ninguna dirección.


*Mora Almada nació en La Plata el 1 de septiembre de 2003. Tiene 18 años. Terminó el secundario en 2021 y comenzará a cursar profesorado en Letras en la UNLP. Mora participa en los talleres de escritura de Natalia Brandi (IG @brandinat).

IG Mora Almada @escriturasinrumbo

3 comentarios sobre “«Rock nacional», de Mora Almada

  1. Natalia

    Me encantó el cuento.
    Muchas gracias por el espacio de difusión para nuevos autores.

  2. Lilian

    Excelente cuento! Cuánto ímpetu en la escritura! Te felicito, Mora!

  3. Maru

    ¡Cuánta onda tiene este cuento! Moderno 100 %.

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